Nuestro trabajo

Utilizando improvisaciones y ejercicios de relajación, consciencia y movilidad
trabajaremos técnica de suelo y avanzaremos explorando sobre las cualidades que
vayamos encontrando hasta llegar a la parte más acrobática dentro de la danza.
Trabajaremos la escucha corporal y grupal y finalizaremos con repertorio coreográfico del proyecto Cave Canem.

Tendemos a pensar que bailar, interpretar o ejecutar movimientos concretos, pautados o  coreografiados, son conceptos atados a unos patrones, a una exposición, y de alguna manera a algo más inerte, superficial, sin embargo me gustaría profundizar en este concepto de la danza desde ***la sensación*** y el flujo de la energía en nuestro interior, de la conexión con nuestra imaginación y nuestra piel para juntos poder generar nuestra verdad. Hacer uso de nuestra realidad nos permite descubrir sitios nuevos, situaciones en las que debemos decidir emocionalmente, físicamente y mentalmente.

Me gusta insistir en *“no bailar”*, olvidarnos de las formas que conocemos, de las conexiones que tenemos hechas en nuestro cuerpo, concentrarnos únicamente en el movimiento de la piel y musculatura para así desde este concepto más tangible, sin lugar a juicios, poder introducirnos en las pautas de improvisación. Pautas con las que también tenemos que relacionarnos, conseguir que sean ciertas desde el comienzo, en la imaginación, desde ***el no-movimiento*** y el brotar de nuestra energía.

Me gustaría tratar de compartir estas ideas y formas de relacionarse con la danza y nuestro cuerpo, para desde ahí comenzar a explorar y redescubrir como habitar los movimientos, pautados y libres, siendo conscientes, buscando una verdad en nuestro interior en relación con el movimiento, con nuestro imaginario y con un trabajo mucho mayor que la lógica de nuestra anatomía, buscar texturas, cualidades y sabores en nuestra psique para así poder transmitirlos a nuestra piel y estructuras y conformar una sola idea, todo junto diciendo lo mismo.

La imaginación genera una sensación, la sensación se impregna en nuestra piel y se transmite a través del movimiento, el movimiento crea una sensación nueva y esta sensación despierta nuestra imaginación.**

*Imaginación, sensación, movimiento, imaginación, sensación, movimiento…*

Utilizando la improvisación como medio de transporte, buscaremos la relajación, consciencia y movilidad, avanzaremos explorando sobre las cualidades que vayamos encontrando…

Trabajaremos la escucha corporal y grupal.

Esmeralda Valero @lala_mermelada

La clase de Alexander Espinoza ha sido un perfecto ejemplo de lo que Gustavo Rosales (2012) denomina “cuerpo en estado de danza”, es decir en “estado imaginario”. Así, al inicio nos a invitado a despertar el centro y soltar, sacudir, avivar la llama del movimiento como si estuviéramos en una gran fiesta. De pronto, los cuerpos han cobrado vida y se han sumergido en un estado vibraciones donde el movimiento no entendía de formas. Era una preparación para desalojar lo preestablecido y habitar la imaginación, entregando el cuerpo en movimiento a las sensaciones que despiertan. o mejor dicho -en base a lo experimentado con Alexander- las sensaciones a partir de las cuales el movimiento genuino, real, nace.

sus propuestas iban profundizando en imágenes, en las que el límite entre lo animal y lo humano diluían. Entonces, los cuerpos alojaban risa, éxtasis, expresión, respiración, sonidos… donde la danza emergía -desbordándose de los cuerpos- extraña, viva y hondamente particular, experiencial. y luego termina, dejando desplazado el molde rutinario al que el movimiento se aferra. Y permite sentir(se) desde otros lugares, inmerso en la atmósfera densificada de latidos atronadores que se desaceleran tras su entrega danzaría. y es ahí, en ese momento, tal y como ha dicho Alexander, cuando la piel queda empapada de las sensaciones habitadas, de energía palpitante que vibra y murmulla. Promesas de nuevos caminos en el no-movimiento.